Anécdotas y recuerdos de tu paso por Deusto
La profesora de física que tenían en primero de carrera era muy pero que muy dura. Algunos días, sobre todo a principio de curso, nos hacía un “examen por sorpresa” que consistía en un ejercicio en clase para que tomaran conciencia de lo mal preparados que estábamos. Dio la casualidad de que uno de esos días de “examen” el ejercicio que cayó lo había hecho justo la tarde anterior, por casualidad… así que hizo el ejercicio perfecto. Cuál fue su sorpresa que, al finalizar el ejercicio ella decidió no recoger el examen, y nos dijo: “Pensad qué nota tendríais si hubiera sido real”. En mi afán por ganar un punto positivo me acerqué a su mesa y le pedí que se me corrigiera. Sabía que lo tenía perfecto y quería un punto positivo… Pasó de mí.
Mi paso por la universidad supuso además mi marcha del hogar familiar, por lo que no solo fue un cambio a nivel pedagógico, sino también a nivel personal. Recuerdo una época donde aprendí a responsabilizarme de mis decisiones, donde aprendí a relacionarme con gente nueva y de diferentes opiniones y mentalidades, donde forjé algunas de las mejores amistades que en la actualidad conservo, y donde además aprendí una profesión. Aunque con la perspectiva que dan los años, creo que lo más importante de mi paso por la Universidad de Deusto fue la impronta “Deusto” que dejó en mi modo de ver la vida… y también, mi mujer. La conocí en clase.